sábado, 9 de enero de 2010

BERNA















RIO AAR Y PUENTE DE BERNA


















CATEDRAL DE BERNA


Venía yo conduciendo desde Lucerna. Era un día muy hermoso en la campiña suiza. Específicamente era el domingo 12 de Agosto de 2001. En la vía me iba encontrando con unas praderas espectaculares, con un verdor que sólo lo aprecia uno en estas comarcas. Están rodeadas de bosques de pinos a cuyo pie se van asomando, de vez en cuando, preciosos chalets, y como si fueran adornos colocados especialmente allí, pastan numerosas vacas con pelaje que brilla intensamente, mientras sus cencerros, que cubren todo su cuello, le dan la nota típica a este paisajismo. En el camino van apareciendo pequeñas villas y al borde de la calzada, en cada casa, como si fuera el símbolo de bienvenida, pintan hermosos jardines con unas hortensias de las más grandes y coloridas que en mi vida he visto. Mi destino final era Ginebra. Pero al llegar a Berna se hizo imprescindible visitar esta ciudad. Mejor decisión no pude haber tomado.




ESCUDO DE BERNA


Berna es la capital de la Confederación Suiza. Es también capital del cantón y distrito homónimo. Es Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO por la arquitectura medieval que conserva desde hace siglos. La leyenda cuenta que el duque Bertoldo V de Zahringen, fundador de la ciudad, le dio el nombre de Berna, tras haber vencido a un oso (Bar en alemán). Por ello el oso se encuentra como expresión resaltante en todas partes, en la calles, en las fuentes, en los estandartes, en los negocios e incluso en los cestos públicos de la basura, que adoptan su forma. Lo primero que uno consigue es el río Aar, que rodea al centro histórico. Se atraviesan diversos puentes que permiten el acceso al casco principal.




LA TORRE DEL RELOJ


Profundo impacto me causó recorrer esta ciudad que aún vive en la Edad Media. Sus calles y edificaciones parecen esconder relatos antiguos. Sus calles son empedradas y por el centro de ellas sólo circula el tranvía. Estacioné el vehículo y me dispuse con mi familia a caminar Berna, para impregnarme de su hermosa arquitectura. El primer monumento que destaca en esta caminata por el centro es la Torre del Reloj. Es el atractivo más visitado de la ciudad. Hacía las veces de prisión. Luego se convirtió en campanario tras un devastador incendio en 1405. Debajo del gran reloj, cuyas inmensas manecillas doradas son perfectas, se encuentra el reloj astronómico con la hora solar. A su lado derecho se aprecian una serie de figuras mecánicas. Este reloj funciona como lo hacía en el siglo XVI. A tres minutos antes de la hora el gallo canta por primera vez. Lo hará en tres ocasiones, recordando la frase de Jesucristo a San Pedro: “Antes de que el gallo cante tú me negarás tres veces”. Después un bufón toca las campanas y los osos - a los pies de Cronos – también giran. El gallo nuevamente canta y a la hora en punto Cronos gira el reloj de arena que tiene en una de sus manos, cuenta las campanadas moviendo su boca y el cetro que porta en su otra mano.






















FUENTE EN LA CIUDAD VIEJA

















ESTANDARTES EN CALLE CENTRICA


Hemos disfrutado de ratos de verdadero esparcimiento al sentarnos en varias de sus fuentes colocadas en todo el medio de la calle. Son hermosas, con figuras alegóricas, agua muy fría y flores de novios que adornan su alrededor. Los pájaros descienden hasta ellas para tomar un sorbo del líquido. Hace ambiente musical violines y acordeones que desde los pasillos de las arcadas de las tiendas, nos invitan a quedarnos ensimismados con esta estampa de tiempos feudales.
A medida que se recorren estas calles céntricas empedradas se aparecían a ambos lados edificaciones muy antiguas donde funcionan en su interior comercios y vitrinas muy vistosas. Su zona rental está tan bien organizada que el comercio no riñe con esta parte histórica de la ciudad. Conviven a la perfección. No en vano Berna tiene un crecimiento económico importante. Se ha mantenido dentro de las 10 ciudades con mejor calidad de vida en el mundo. En su calle principal se destacan las arcadas, en un trayecto de casi seis kilómetros, muy conservadas. Se dice que ellas forman el circuito comercial más largo de Europa, donde tienen asiento tiendas de antigüedades, boutiques, galerías y cafés. Los exhibidores de chocolates y relojes suizos están a la orden del día, así como los de la moda que impera. En uno de estos establecimientos tomamos asiento al aire libre, nos tomamos una cerveza y disfrutamos por largo rato de la vista de este escenario medieval. Tanto impacto tengo de Berna, que decidí seguir caminando por la Calle de la Justicia, para deleitar la vista con esta vía, revestida con sus soportales berneses, sus balcones con jardines de pinos miniatura y su galería de estandartes que representan todos los cantones de la ciudad.

















SEDE CONFEDERACION HELVETICA

















BERNA Y SUS COLINAS



De inmediato me he acercado al edificio del Banco Central y del Palacio Federal de Berna, sede del gobierno de la Confederación Suiza. Detrás de ellos se puede llegar a un espectacular mirador desde donde se contempla gran parte de la ciudad, con chalets, casas, edificios y urbanizaciones encaramadas en lomas y colinas. Hay una vista espléndida del río Aar, con varios castillos y puentes en su cauce. Cerca del río se observa un amplio campo y una piscina grande donde los berneses hacen camping y toman el sol. Al fondo, en el horizonte, me vuelven a seducir los Alpes nevados.Así como me sucedió en Lucerna, tengo la firme convicción que algún día regresaré a Berna, para mostrarle a mi hija los encantos de esta ciudad que vive el pasado y el presente en un engranaje que trasciende nuestra conciencia sobre el transcurso de los siglos.




LOS ALPES VISTOS DESDE BERNA