domingo, 20 de diciembre de 2020

Florencia, la rica del Renacimiento



PANORÁMICA DE FLORENCIA

Los romanos la llamaron Florentina, que significa “floreciente”, a esta ciudad ubicada a los márgenes del río Arno. Y no pudo ser de mayor augurio el nombre porque Florencia, literalmente, se volvió rica y poderosa, sede de una metrópoli república extremadamente ostentosa y astuta. Cuando los Medici, que hicieron su fortuna como banqueros de los Papas, accedieron al poder en el siglo XV, gobernarían Florencia durante tres siglos y crearían allí una urbe de gran cultura, con extremada riqueza y pasión. La Florencia renacentista simboliza uno de los momentos más brillantes del talento humano, en el que la opulencia permitió que el arte se convirtiera en una forma de vida. El potencial económico de esta ciudad como gran centro industrial y financiero propició esta atmósfera social.


PIAZZA DELLA SIGNORIA

La ciudad toscana se puso a la cabeza de las sedes europeas de la industria textil, y fue adquiriendo un papel preponderante como centro financiero. A raíz de las operaciones de cambio monetario alentadas por el comercio, los bancos florentinos se multiplicaron por todo el núcleo urbano y adquirieron gran relevancia. Algunos banqueros se convirtieron en prestamistas de príncipes y en agentes financieros de la Iglesia.

En esta atmósfera cosmopolita, ingeniosa y vital de Florencia, el Renacimiento se había abierto paso antes incluso de que los Médici empezaran a desempeñar un papel determinante en los asuntos florentinos. No obstante, fueron ellos quienes alentaron con su mecenazgo el magnífico florecimiento artístico de la ciudad. De una manera decisiva contribuyeron a hacer de Florencia lo que fue.


FUENTE DE NEPTUNO

En cuanto a la arquitectura, el Palazzo Medici con su capilla y sus magníficos frescos pintados por Benozzo Gozzoli fue creado para ellos, y decoraron las iglesias con valioso arte importado, erigieron el Uffizi, extendieron el Palazzo Pitti y crearon los jardines Boboli.

Sin duda una herencia arquitectónica singular es el Corredor Vasariano, la conexión de casi un kilómetro entre el Palazzo Vecchio y el Palazzo Pitti que atraviesa el Arno sobre la cima del Ponte Vecchio. Es una larga galería de arte con vistas panorámicas en el corazón de la ciudad. Alberga la colección Médici de autorretratos de artistas, entre miles de obras decorativas. La última de la dinastía, Anna María Ludovica donó a la ciudad todo el patrimonio artístico de la familia en 1743 "para “que las colecciones literarias y de arte queden en Florencia para siempre”. Se pueden admirar en la Galería Uffizi.

Florencia es un tesoro de arte que reboza riquezas en cada esquina, calles y plazas. Describo las más resaltantes, que tuve la ocasión de contemplar, apreciar y disfrutar cuando la conocí.


PALAZZO VECCHIO

Recuerdo la gran impresión que me causó la Piazza della Signoria. Porque si bien en mis vueltas por el mundo he visto esculturas, edificaciones, jardines y obras al descubierto, esta especie de museo al aire libre, tiene su propio y estupendo estilo florentino. Se trata del centro cívico de Florencia durante más de 700 años. Con populares galerías de esculturas a cielo abierto, atrae a los turistas hasta sus cafés y sus calles animadas las 24 horas. De cuando en vez se retorna a la calma y la plaza y sus adyacencias recobran su imagen medieval. Algunas de las esculturas son originales, como la figura ecuestre en bronce del gran duque Cosme I, mientras otros, en particular el David de Miguel Ángel, Marzocco y Judith decapitando a Holofernes de Donatello, son réplicas cuyos originales se encuentran en distintos museos de Florencia, protegidos de la intemperie. Se levanta aquí la Fuente de Neptuno, uno de los monumentos más importantes de la ciudad, con detalles únicos. Fue creada en 1565 para el matrimonio de Francisco I y la archiduquesa Juana de Austria. La creación de esta fuente se encargó a Baccio Bandinelli, quien diseñó el modelo, pero al poco tiempo se detuvo el proyecto pues Bandinelli fallece y no pudo esculpir el monumento. Por ello continuó con la obra Bartolomeo Ammannati y alguno de sus alumnos, entre el más conocido está Giambologna. Todos ellos se encargaron de crear la fuente durante 10 años. Es digno de destacar que en un principio la fuente no fue de mayor aprecio ya que los florentinos que estuvieron en la inauguración de la fuente se concentraron más en la blancura de la estatua que en su belleza y entallado, por cierto en mármol de Carrara.


GENIO DE LA VICTORIA

MIGUEL ÁNGEL

Asomándose a uno de los lados de esta Plaza, se encuentra la estructura gótica, de Arnolfo di Cambio, del Palazzo Vecchio (el Palacio Viejo). Fue construido entre 1299 y 1302, para acoger la Signoria (ministerio del gobierno de la ciudad) y que en la actualidad es el Ayuntamiento de Florencia. Destaco tres atracciones de este Palacio que me causaron un gran asombro. La primera es la estatua de El Genio de la Victoria de Miguel Ángel. En ella el artista representa una tipología escultórica particular denominada “figuras de lucha”, imitada posteriormente por otros escultores. Es la combinación de dos figuras que se enfrentan: una vencedora y otra vencida. Miguel Ángel lleva a lo máximo la figura en torsión extrema, piramidal y serpentinata, una forma asociada al movimiento de la serpiente, a la letra S y, sobre todo, a la llama del fuego, la que se consideraba más próxima a lo espiritual.


TORRE DI ARNOLFO

La segunda atracción que resalto es el Salón de los Quinientos, ubicado en la primera planta del palacio. Alude al salón de asambleas del congreso de 500 hombres de la República Florentina. La tercera, es la simbólica Torre di Arnolfo, con su reloj y mirador. El mecanismo del actual reloj, que data de 1667, sigue funcionando. Dentro de la torre, existe una celda en donde fueron encarcelados algunos prisioneros, entre ellos Cosme el Viejo y Girolamo Savonarola, este último ejecutado en la plaza de la Señoria en el año 1433. En cuanto a la subida a lo alto de la Torre, es algo que ningún visitante puede dejar de hacer. Recuerdo haber subido poco a poco los 233 escalones de sus 90 metros de altura. Al llegar se encuentra uno con los dos enormes campanarios y la famosa gran veleta. Pero si hay algo digno de disfrutar, en el tiempo no tan largo que se dispone por la gran cantidad de turistas que suben, es de la vista inigualable de Florencia.


CATEDRAL

SANTA MARIA DEL FIORI













CÚPULA INTERNA

IL DOMO

El conjunto catedralicio de la ciudad lo conforman tres edificaciones. El primero es Il Duomo, o sea, la Catedral de Santa María del Fiori. Fue diseñada en 1296 y fue realmente el trabajo de varios arquitectos que superaron enormes desafíos, para lograr esta belleza renacentista. Fue consagrada en 1436 y muestra con orgullo la enorme cúpula octogonal de Filippo Bruneleschi (la más grande del mundo cuando fue construida y la cuarta de Occidente actualmente). Todo el edifico mide 153 metros de largo y 116 metros hasta la cima de la cúpula. El Domo se reconoce desde lejos, en cualquier mirador de la ciudad, elevándose sobre el mar de techos rojos. El segundo elemento es el Baptisterio de San Giovanni, con sus famosas Puertas del Paraíso, decoradas con figuras con diez paneles hechos de bronce, adornados con relieves en los que se representa imágenes del Antiguo Testamento. En la actualidad, dichos paneles son copias de los que creó Ghiberti, puesto que los originales se conservan en el Museo de la Catedral desde hace casi treinta años atrás. El tercero es la delgada torre del campanario del Giotto, con vistas a la Florencia del Renacimiento desde lo alto de sus 414 escalones.










BAPTISTERIO

SAN GIOVANNI










PUERTAS DEL PARAÍSO

BAPTISTERIO

Mención aparte hago de la Galería Uffizi. Hay que tener un buen tiempo para recrearse en este palacio, diseñado en 1560 por el Arquitecto Giorgio Vasari para el gran duque Cosme de Médicis. Realmente disfruté de apreciar algunas de las obras maestras más reconocidas y a menudo reproducidas de la civilización occidental. Es la mayor propiedad de pinturas del Renacimiento y reconocida como una de las más importantes galerías de pintura del mundo.  Reunida por los propios Médicis a lo largo de los años, contiene la magnífica colección de incomparable herencia artística italiana que abarca seis siglos. Los turistas se aglomeran frente a las piezas de Boticelli, entre ellas, el nacimiento de Venus. Maravillas renacentistas tempranas se ven en las obras de Cimabue y Giotto. Miguel Ángel, hijo predilecto de Florencia, está aún vivo aquí con su única pintura de lienzo, el Tondo Doni. No faltan los trabajos de Leonardo da Vinci (con su inacabada Adoración de los Magos, entre otras), Pietro della Francesca, Lipi, Rafael, y una lista interminable de famosos artistas. Es tal el espectáculo, que ya se sabe que más de dos millones de personas visitaron en el 2019 esta Galería.


GALLERIA UFFIZI

Luego el viandante se puede dirigir al Palacio Pitti. Es una construcción renacentista de 1458, levantada por el rico mercader y banquero Luca Pitti, localizada al lado del río Arno, cerca del Puente Vecchio. Comprado por los Médicis en 1550, fue ampliado sustancialmente, convirtiéndose en la residencia oficial de los duques gobernantes. En su interior se encuentra la Galleria Palatina, cuyas 26 salas son una exhibición del final del Renacimiento y de un período artístico posterior. He quedado ensimismado de ver tantas obras de artistas admirados como Tiziano, Rafael, Rubens, Murillo y Caravaggio, que lo hacen el museo más importante de Florencia después del de los Uffizi. La apariencia de todo el conjunto es la de una colección privada, disponiéndose la misma en forma de un palacio y no a la manera típica de un museo.


PALAZZO PITTI

Terminamos este recorrido en uno de los atractivos turísticos y románticos emblema de esta ciudad. Quien va a Florencia y no camina por el Ponte Vecchio es como si hubiera estado sólo en la mitad de esta urbe. Es el puente de piedra más antiguo del continente europeo que queda en pie. Atraviesa el principal río de Florencia, el Arno, en su parte más estrecha. Tres arcos lo sostienen, el alzado de dichos arcos van de 3,5 a 4,4 m. La luz del arco principal es de 30 m y la del otro par de 27 m. Parece que en sus inicios, en el año 150 a. C., el puente fue construido con madera por los romanos. Ya para el año 123 se consolidó y se hizo más grande. Pero en los siglos VI-VII fue destruido por el descuido, los embates de la guerra y las continuas crecidas del río. Después de esta primera destrucción, el puente fue levantado y demolido muchas veces. Finalmente fue construido con pura piedra en el año 1345, con el diseño del arquitecto Taddeo Gaddi.


GALLERIA PALATINA

El Puente Vecchio siempre ha sido centro de actividad comercial en Florencia. Sobre todo de venta de joyas y artesanías. Sin embargo, en un tiempo el lugar fue monopolizado por los carniceros y matarifes. Pero en 1593 se les prohibió estar allí por el mal olor que producían sus actividades. A raíz de eso los joyeros y vendedores de oro tomaron su lugar. Desde entonces estos puestos de ventas y las casas colgantes han diferenciado al puente. En estas tiendas ahora se consiguen desde objetos de calidad de museo hasta objetos italianos y piezas más asequibles. Allí hemos comprado una réplica de gran tamaño y pesada del David de Miguel Ángel, que exhibo en la sala de mi casa.


PUENTE VECCHIO

El Puente se ha caracterizado por los candados que miles de parejas a lo largo de los años han colocado allí. La idea es que su amor inquebrantable quede representado por el candado que lleva sus iniciales y queda cerrado sin posibilidad de abrirlo, porque la llave es botada al fondo del Río Arno. No obstante, la cantidad y el peso de los candados hacen que las autoridades cada cierto tiempo quiten los candados del puente. Pese a este trágico destino, la tradición sigue.


DAVID DE MIGUEL ANGEL

Finalmente, estando en Florencia, hay que probar algunas exquisiteces de su gastronomía. Puede escogerse un Bistecca alla Fiorentina (bife de costilla grueso asado al carbón), un Pollo alla diavollo (pollo picante frito en aceite de oliva), una Porqueta (cerdo asado relleno de especias), una Zuppa di faglioli (sopa de arvejas blancas frescas) o unos Pappardelle sulla lepre (tallarines con liebre), típica pasta de La Toscana. Florencia también es famoso por sus vinos del lugar, por lo que en la EnotecaBar Fuori Porta, la tasca más popular de la ciudad, en los exteriores de las murallas del siglo XIV, se degusta el mejor tinto.  Y de los cafés ni hablar. En las mesas al aire libre de la Plaza de la Signoria, o en Caffé Serafini, al final de la vía Gioberti, adyacente a la Piazza Beccaria, se saborea un auténtico Fornacino.

Aspiro, cuando sea posible, regresar a esta cuna del arte y la arquitectura renacentista en el mundo.

jueves, 10 de diciembre de 2020

Kioto: ciudad de emperadores y jardines



ARQUITECTURA ANTIGUO KIOTO

Llegaba a Kioto en uno de esos trenes veloces de la línea ferroviaria de Kinetsu Shima del Japón, procedente de la Villa de Toba, entre la campiña y el mar, lugares por demás pintorescos.

PALACIO IMPERIAL

Estar y pasear por Kioto es como recorrer 11 siglos de la historia de la tierra del sol naciente. Kioto fue la sede de la corte imperial, así como un centro de la religión, el arte, el teatro y la danza japonesa, y alcanzó su apogeo como centro de artesanía durante el período Muromachi (1334-1568). Kioto contiene el 20 % de los tesoros nacionales de Japón, incluidos más 1700 templos budistas y 300 santuarios sintoístas, dispersos y escondidos en el paisaje urbano de la ciudad moderna. Cerca de la Estación del tren saluda una altísima pagoda. Me hospedé en el International Kyoto Hotel, habitación 767, en pleno centro de la capital. De inmediato hay que darse a la tarea de visitar y disfrutar de la ciudad vieja y encontrar la variedad de sus templos y jardines, que forman un recinto de varios edificios, como una pequeña aldea.


JARDINES PALACIO IMPERIAL

Ya desde la Edad Media los poetas cortesanos cantaban sobre la belleza de la ciudad templo de Kioto. Tempranas pinturas sobre seda revelan sus pabellones de té al pie de las verdes montañas; y crónicas amarillentas cuentan sobre los emperadores japoneses que, con magnífico esplendor, tenían sus cortes Kioto entre los siglos VIII y IX, donde promovían el arte. No hay otro lugar del Japón en el cual fueron tantos los tesoros de arte coleccionados hasta esa época, ni se levantaron tantos palacios, portales magníficos, santuarios shinto, templos budistas y jardines zen, como en Kioto, a 500 km de Tokio.


JARDÍN ZEN

PALACIO IMPERIAL

En 794 el emperador Kammu, eligió una zona de tierras planas para construir una residencia, a la que llamó Heiankyo, capital de la paz, que luego se convertiría en el Kioto, capital. En líneas chinas, se le dio un diseño cuadrado. La red de calles estaba diagramada como un tablero de ajedrez, con una calle principal de 83 metros de ancho que dividía el distrito en dos secciones.

JARDINES TEMPLO GINKAKUJI


PABELLÓN DE ORO

Al norte de la ciudad de madera, con sus estimados 400.000 habitantes, se levantó el palacio imperial con la sala de coronación y el trono celestial, cubierto por un dosel. Según la fe shinto, Kammu era descendiente directo de la diosa del Sol, Amaterasu Omikami, y como tal, él mismo, digno de veneración como dios. De esta ciudad residencia solo el sistema rectangular de calles ha sobrevivido a terremotos e incendios. El palacio imperial también se incendió varias veces, pero siempre se lo reconstruyó, la última vez en 1855. Este complejo arquitectónico está formado por dieciocho edificios, está abierto a los visitantes y ahora se le conoce como el Antiguo Palacio Imperial Heian. Yo tuve la magnífica ocasión de recorrer sus estructuras y sus muy hermosos jardines. Pude apreciar que la zona rectangular está rodeada por una muralla con cuatro torres, una reservada para la pareja real y las otras para las concubinas.

DETALLE TEMPLO RYOANJI









JARDÍN SECO

TEMPLO RYOANJI

Uno de los templos iconos de Kioto, que igualmente visité, es el Ginkakuji o Templo de Pabellón de Plata, de dos pisos y tejado en forma de pagoda. Está rodeado de jardines diseñados por un maestro del paisajismo y son ideales para meditar dando un paseo. Por ejemplo, el camino de la Filosofía, que está ribeteado de cerezos y sigue un estrecho canal de 1,6 km de longitud, se muestra en todo su esplendor durante todo el año.









ESTANQUE TEMPLO RYOANJI









SANTUARIO KAMIGAMO

Otra belleza que recorrí detallando sus atractivos es el Templo de Pabellón de Oro, conocido como Kinkaku-ji, alusivo al Templo del jardín de los siervos. Construido originalmente en 1397, se quemó varias veces. El edificio actual es una reconstrucción. A media hora del Pabellón de oro, caminando, se encuentra el Templo Ryoanji. Fue construido en el periodo Heian como residencia aristocrática y fue convertido a templo budista zen de la secta Rinzai en 1450. Una de las atracciones principales del templo Ryoanji es su jardín seco (karesansui), probablemente uno de los jardines secos más famosos de todo Japón, del que no se sabe ni fecha exacta de construcción ni quién fue su creador o ni siquiera su significado, puesto que su creador no dejó explicación alguna. El jardín seco del Ryoanji tiene forma rectangular y está compuesto de 15 rocas situadas sobre pequeños círculos de musgo rodeados de arena rastrillada, y encerrado por tres paredes de piedra y la zona de observación, con la particularidad de que es imposible ver todo el jardín y sus rocas con una sola mirada, así que debe uno ir moviéndose para ver todos los detalles. Siempre habrá alguna roca escondida tras otra. Esta disposición de las rocas forma parte de la filosofía zen. Todo el templo se asienta sobre la empinada ladera de una colina y ofrece unas vistas sensacionales de Kioto, aún permanentes en mi memoria, desde su mirador de madera.









DETALLE FUSHIMI INARI









FUENTE FUSHIMI INARI

Además de muchos otros palacios y pabellones imperiales, Kioto posee alrededor de doscientos santuarios shinto dedicados a dioses particulares de la naturaleza, de los cuales la antigua religión del sintoísmo tiene más de 800.000, entre ellos animales, montañas y lagos. Uno de ellos es el Santuario Kamigamo, llamado formalmente Kamo-wakeikazuchi, situado cerca de las orillas del Río Kamo (al norte de la ciudad) y fue fundado en el 678. El término identifica a la familia kamo de los kami, o las deidades que son veneradas en el sintoísmo. Este término también se refiere al ámbito del bosque cercano al santuario, que son vestigios de la antigua selva de Tadasu no Mori, además de hacer referencia a los habitantes del área cercana, los del Clan Kamo, muchos de los cuales continúan viviendo en las cercanías del Santuario al que sus antecesores históricamente sirvieron. El Kamigamo constituye uno de los Santuarios sintoístas más antiguos que actualmente existen en Japón, siendo también uno de los diecisiete "Monumentos históricos de la antigua Kioto" que en 1994 fueron designados Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. El santuario shinto más antiguo es el Fushimi Inari, dedicado al espíritu de Inari, y situado en Fushimi-ku, uno de los distritos de Kioto. El santuario se encuentra situado en la base de una montaña también conocida con ese nombre de Inari, que incluye varios senderos para llegar a otros santuarios más pequeños. Se fundó en el 711. Es especialmente conocido por los miles de toriis rojos que delimitan el camino por la colina en la cual se encuentra situada el santuario Los toriis son arcos tradicionales japoneses o puertas sagradas que suele encontrarse a la entrada de los santuarios sintoístas (jinja), marcando la frontera entre el espacio profano y el sagrado. Son hechos con vigas negras sostenidas por pilares colorados, que van uno tras otro. La fila de toriis, de casi 3 km de largo, fue construida por devotos en ese año de su fundación, para agradecer al dios Inari por una buena cosecha de arroz.


PAGODA CHION IN

Por otra parte, Kioto le debe sus obras maestras más elaboradas del arte religioso a los precursores del budismo, introducido al Japón a fines del primer milenio, que impresionaron particularmente a la aristocracia. De esta religión hay treinta edificios de templos antiguos en los que se celebra toda una variedad de cultos del budismo japonés. Comparados con la simpleza de los templos sintoístas, los budistas se destacan por su gran cantidad de estatuas doradas y trabajados tallados de madera. Uno de los más antiguos es el Templo de Chion-in, que data del siglo XIII. Otro templo budista famoso es el Daigo-ji. Su objeto de devoción principal (gohonzon) es Bhaisajyaguru, el Buda de la Medicina. Daigo, literalmente "ghi", se usa de manera figurativa como metáfora de los pensamientos más profundos de la religión budista y significa "lo mejor de lo mejor". Fue fundado en el 874. Incluyendo el kondō y la pagoda de cinco niveles, son tesoros nacionales de Japón. El templo posee dieciocho tesoros nacionales diseñados de manera específica, incluyendo los edificios y otros lugares, y alberga varias docenas de bienes culturales importantes. Las pinturas sobre las paredes han sido estudiadas por académicos y en 1960 obtuvieron el Premio Imperial de la Academia Japonesa, uno de los honores más prestigiosos de la nación. Los colores brillantes de las hojas de los árboles atraen a turistas y locales en la temporada de otoño, uno de los espectáculos del sitio.


JARDÍN DAIGO-JI

Los esfuerzos por lograr la máxima sofisticación estética, típica del arte japonés, se expresan en los famosos jardines de Kioto, cuyos más bellos tuve la ocasión de recorrer. Son en su mayoría obras de los maestros Zen, quienes querían crear sitios ideales para la meditación al aire libre, por medio de una simbiosis entre naturaleza y arte. Buenos ejemplos de estos son los jardines de piedra, donde zonas de arena cuidadosamente rastrillada, lagos mitológicos y piedras con forma cónica representan la montaña sagrada del Fujiyama. El jardín de Saiho-ji, diseñado por el sacerdote zen Muso Kokushi en el siglo XIV merece mención especial. Con la ayuda más de 120 tipos distintos de musgos se logra la ilusión de que se está a los pies de un paisaje de montaña, con cascadas, grutas y mares de flores.


JARDÍN TEMPLO DEL MUSGO

Los jardines de la villa imperial de Katsura, aunque son preciosos durante todo el año, el otoño le sienta muy bien. Representa a uno de los máximos exponentes de la jardinería japonesa. El príncipe Hachijō Toshihito fue el creador de este recinto considerado paradigma de los jardines japoneses del periodo Edo. Las obras del jardín finalizaron en 1662.


JARDÍN VILLA KATSURA

En medio de esos palacios, templos y jardines de Kioto, con la total quietud del alma, sentado entre cerezos y estanques, y entregado en cuerpo y pensar a la armonía zen, se puede percibir la verdadera y límpida naturaleza, intacta desde tiempos dinásticos milenarios. Quisiera algún día volver a disfrutar allí de este puente hacia la esencia y naturaleza de mi mente.