PANORÁMICA DE LA CATEDRAL
Dedicada a la Asunción de la virgen María.
He estado dos
veces en Chartres. La primera, venía con mi familia en autopullman desde San
Sebastián, País Vasco. Luego de atravesar la frontera franco española y pasar
por Biarritz, Lourdes, Bordeaux y Orleans, para dirigirnos a París, llegamos
previamente a Chartres el lunes 5 de Agosto de 1974, a las 5:30 pm, según tengo
anotado en mi Diario de Viajero, para hacer una breve escala. No fue mucho el
tiempo que dispusimos, pero logramos entrar a su Catedral y apreciar su
magnificencia y en especial todo ese gran conjunto de vitrales hermosos que
posee.
En la segunda ocasión venía
por la ruta contraria. Había partido desde París conduciendo un Honda alquilado
y con más libertad de tránsito y tiempo. Mi pretensión era recorrer todo el
Valle de Loira, desde Orleans hasta Tours y Le Mans. Esa vez llegué a Chartres
a media tarde y pude dedicarle como hora y media para recorrer esta larga
ciudad y su Iglesia tan renombrada en el mundo. Era el martes 7 de
Agosto de 2001. Como anécdota curiosa, me ocurrió que bajándome del carro, el
cual estacioné a un costado de la Catedral, me dirigí de inmediato al
parquímetro para introducir la moneda que de manera rigurosa hay que pagar en
muchas partes de Europa. Repentinamente, cuando estaba a punto de meter la
moneda, siento que alguien me agarra el brazo y me detiene intempestivamente.
Al voltear para ver de quién se trataba, veo a una señora de bastante edad,
notoriamente francesa, que al observar mi aspecto de turista me afirma en
perfecto inglés, con algún término francés intercalado:
“You should not put that coin!”
A
lo que yo interrogué: “Why not?” Y la dama me respondió: “The week of the Assumption of
‘Notre Dame’ is celebrated. So the parking meter is free today”. Entonces le
agradecí su gesto, interesado para que yo no perdiera una moneda: “Thank you
very much, Madame. You are very kind.” Tal vez esos enigmas
que rodean este tesoro del catolicismo estaban haciendo un efecto inesperado en
mi visita.
Efectivamente,
el nombre de este monumento declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1979, es
Cathédrale de l'Assomption de Notre-Dame, cuyo día central, como sabemos, se
celebra el 15 de agosto. La catedral de Chartres se considera una de las tres
joyas de la arquitectura gótica francesa, junto con los templos de Reims – que
también conocí- y Amiens. Además, es la primera que usó arbotantes y la tercera
mayor después de la de San Pedro en Roma y la de Canterburry en Inglaterra.
Esta importante construcción, con 2.600 m² de vidrieras –un logro casi
incomprensible-, sobre sale asimismo por sus misterios sobre su edificación,
que en ocasiones se remontan a los lejanos tiempos de los druidas.
El
terreno sobre el que se yergue la catedral de Chartres ha sido testigo de
excepción a lo largo de los siglos, de muchos episodios de la historias de occidente.
Los druidas celtas descubrieron aguas y energías curativas, y erigieron en sus
inmediaciones un templo pagano y un pozo. Siglos más tarde los templarios construyeron
la actual catedral siguiendo unos extraños postulados arquitectónicos. La
actual es la sexta iglesia levantada en ese lugar.
PUERTA REAL
Las serpientes subterráneas de Chartres.
Uno
de los primeros asentamientos de los que se tiene constancia en la zona de
Chartres es de la tribu celta de los carnutos. Este pueblo, cuyos integrantes
eran conocidos como “los guardianes de la piedra” se percató de las fuerzas
subterráneas que fluían en el subsuelo del lugar. Más adelante, los druidas
galos llamaron “wuivres” (serpientes) a estos flujos e intentaron canalizar su
poder con fines terapéuticos y espirituales.
El
secreto de las corrientes telúricas se fue transmitiendo de generación en
generación y culminó con la construcción de un profundo pozo en el mismo lugar
donde se hallan los cimientos de la cripta de la catedral. De 33 metros de
profundidad, el pozo estaba situado en el interior de un templo pagano.
Por
lo que respecta a los templos cristianos, son un total de cinco las Catedrales
erigidas en Chartres a lo largo de los siglos antes de la edificación actual, y
todas ellas fueron destruidas por otros tantos incendios. Tras el último
incendio, el sabio y arquitecto Fullbert de Chartres se encargó de la
reconstrucción parcial del templo, en la que configuró en gran medida la
disposición actual de la Catedral.
¿Quién fue Fullbert de
Chartres? Nació a mediados del siglo X en la ciudad de Reims, donde se encargó
de su educación Gelbeet d’ Aurillac, el futuro papa Silvestre II. En su
juventud se trasladó a Chartres donde se dedicó a la enseñanza de las más diversas
materias como gramática, aritmética, astronomía, medicina y música. Su
sabiduría era tan asombrosa que sus contemporáneos le llamaban el “venerable
Sócrates”. A los 50 años fue nombrado obispo de la ciudad que le acogió.
VISTA INTERIOR
La influencia de los templarios.
Los
templarios desempeñaron un papel crucial en la configuración de la Catedral de
Chartres, condensando en su plano toda la sabiduría recogida en sus viajes a
Jerusalén. De hecho, algunos afirman que fueron los templarios quienes
introdujeron el estilo gótico en Europa, lo cual, de ser cierto, no sería más
que el conjunto de enseñanzas recogidas en la legendaria Arca de la Alianza de
Moisés, supuestamente hallada por la Orden del Temple en el siglo XII. Sea o no
cierto, de lo que parece haber constancia es que en el año 1118, san Bernardo
de Charaval envió a tierra santa a nueve caballeros en busca del Templo de
Salomón.
Pero más allá de estas
especulaciones, la relación entre la Orden del Temple y la catedral de Chartres
es evidente en el llamado “pórtico de los Iniciados”, en una de cuyas columnas se
puede observar un altorrelieve en el que se distingue el Arca de la Alianza
transportada en carro por un hombre cubierto con un velo. Este pórtico alimenta
la teoría de que los templarios encontraron el Arca de la Alianza en el curso
de sus expediciones, hallazgo que pudo haber ejercido alguna influencia en los
cánones arquitectónicos de la Catedral.
Peculiaridades en el diseño de Chartres.
El
enigma que envuelve la construcción de este monumento se remonta a mismo plano
de la catedral, que se elaboró conforme a las proporciones del número áureo, o
bien, como sucede en el caso de la nave y el crucero, basándose en las escalas
musicales. El edificio es de planta cruciforme con el cuerpo principal de 28
metros, organizado en tres naves. La cabecera, situada al este, tiene un
deambulatorio radial con cinco capillas semicirculares. La bóveda central tiene
36 m de altura, la más alta hasta la fecha cuando fue construida. Esta es
cuatripartita y está soportada por arbotantes en el exterior. La organización
en tres naves es sumamente original para la época, con la central mucho más
alta que las laterales. Esta dificultad constructiva se solía solventar
levantando sobre las naves laterales una amplia tribuna cuya cubierta
compensaba el peso de la bóveda central reforzando la estructura, como sucede
en las catedrales de Laon o París. En Chartres se suprime la tribuna quedando
solamente tres niveles en el alzado de la nave; arcadas, triforio y ventanales.
La
orientación del templo en dirección norte es otra de sus interrogantes, ya que
contradice los cánones arquitectónicos según los cuales las iglesias se
orientaban hacia Palestina, es decir, hacia el este. Algunos investigadores han
propuesto que esta orientación podría responder a las corrientes de agua subterráneas,
lo que, por otra parte, no deja de constituir un misterio.
Los
sólidos arbotantes, que me llamaron poderosamente la atención en mi visita,
constituyen uno de los signos más característicos. Siendo altamente
desarrollados, salvo los superiores, añadidos después de la construcción
original, los inferiores son dobles unidos por columnillas radiales. Estos se
unen a los contrafuertes externos, muy gruesos en la base y que se complementan
con los contrafuertes internos, ocultos bajo el techo de las naves laterales.
Describir
tantos detalles que contiene el exterior de la catedral en sus pórticos y fachadas
sería imposible en esta nota, pero solo voy a hacer referencia, como ejemplo, a
algunos elementos de la fachada norte.
DETALLES DEL PÓRTICO SUR
El pórtico central de esta fachada muestra la coronación de la Virgen con figuras de profetas y santos. La Virgen es representada como reina de los Cielos a la derecha de Cristo también coronado y bendiciendo a María. Están rodeados de ángeles con incensarios y en oración y rodeados por una arquería que simboliza el palacio celeste. Ambas figuras son de igual tamaño y ocupan lugares de igual importancia.
En
el friso del dintel se representa a la izquierda la muerte de María yaciendo en
una cama y rodeada de los doce apóstoles. Su alma, en la forma de un niño,
asciende a los brazos de Jesús. A la derecha se narra la resurrección de la
Virgen: unos ángeles alzan el cuerpo sin vida de María para reunirlo con su
alma.
Aunque
no hay en los Evangelios narración alguna sobre la resurrección de la Virgen
existe una tradición que es frecuentemente representada a partir del inicio del
culto mariano en la edad media. El obispo Fullbert era ferviente creyente de
esta tradición por lo que el suceso se narra con frecuencia en Chartres.
En
las jambas hay estatuas que se corresponden con las de los doce apóstoles del
lado sur. Muestran profetas del Antiguo Testamento que dan testimonio del
compromiso entre Cristo y su iglesia: Melquisedec, Abraham, Moisés, Samuel,
David, Isaías, Jeremías, Simeón, San Juan Bautista y San Pedro. Las estatuas
tienen rostros ovalados y son más realistas que en la entrada oeste.
El
pórtico izquierdo está dedicado a la Natividad y la Anunciación, tema que es
también tratado en la entrada oeste. El portal derecho se dedica a las pruebas
de Job, probablemente en referencia a las dificultades que tuvo que atravesar
la Iglesia en el siglo XIII.
Las
vidrieras del rosetón muestran en su centro la Glorificación de María con
ángeles y el Espíritu Santo. En el círculo externo figuran reyes y profetas del
Antiguo Testamento. Fue donado por la reina Blanca de Castilla en 1230, por lo
que muestra en las enjutas debajo de este las armas de Francia y de Castilla
alternadas. En los cinco ventanales se muestran dos figuras en cada uno:
Melquisedec y Saúl, David y Jeroboam, Santa Ana y la Virgen Niña sobre las
armas de Francia, Salomón y Nabucodonosor y por último Aarón y el faraón. La
cubierta de los pórticos está decorada con bajorrelieves con un patrón
cuatrifoliados en arcos trifoliados.
Uno de los atractivos de Chartres es su laberinto. Ha sobrevivido desde la Edad Media y es uno de los mejor conservados. Se remonta al 1200 y fue insertado en la nave principal. Mide 16,4 mts de pilar a pilar, alcanzando una circunferencia total de 12,85 mts, mientras que el recorrido interno mide 216,5 mts. Me quedé observándolo lógicamente pensando que posee su propio significado. Se ha dicho que simboliza una peregrinación penitencial, en forma simbólica, a la ciudad santa, que, en los mapas medievales, se colocaba en el centro del mundo. Pero hay otra explicación más lógica según la cual Jerusalén no es la Jerusalén terrenal, sino la del cielo, de la cual la Catedral en sí es un símbolo, como lo atestigua el libro de la revelación. Por lo tanto, el viaje a través del laberinto simboliza nuestro viaje por la vida, que culmina en la muerte como la tradición greco-romana, pero en el contexto cristiano, en la vida eterna en el paraíso.
EL LABERINTO
Uno de los atractivos de Chartres es su laberinto. Ha sobrevivido desde la Edad Media y es uno de los mejor conservados. Se remonta al 1200 y fue insertado en la nave principal. Mide 16,4 mts de pilar a pilar, alcanzando una circunferencia total de 12,85 mts, mientras que el recorrido interno mide 216,5 mts. Me quedé observándolo lógicamente pensando que posee su propio significado. Se ha dicho que simboliza una peregrinación penitencial, en forma simbólica, a la ciudad santa, que, en los mapas medievales, se colocaba en el centro del mundo. Pero hay otra explicación más lógica según la cual Jerusalén no es la Jerusalén terrenal, sino la del cielo, de la cual la Catedral en sí es un símbolo, como lo atestigua el libro de la revelación. Por lo tanto, el viaje a través del laberinto simboliza nuestro viaje por la vida, que culmina en la muerte como la tradición greco-romana, pero en el contexto cristiano, en la vida eterna en el paraíso.
Pero
lo que ciertamente me dejó boquiabierto, embelesado, extasiado con mi sentido
de observador de viajero, fueron los vitrales de la Catedral. Esto es una de
las maravillas del mundo que uno debe contemplar con total calma y curiosidad.
Son inigualables sus colores y cubren una extensión de 2510 metros cuadrados,
un logro casi inexplicable. Estos vitrales técnicamente fueron elaborados con
técnicas muy adelantadas para su época. Los conmovedores y preciosos ventanales
creados por maestros artistas del cristal en los siglos XII y XIII fueron
salvados de la destrucción en ambas guerras mundiales quitándolos pieza por
pieza, y escondiéndolos en un sitio seguro. Los colores caleidoscópicos –rojos,
rubí, verdes esmeralda, “el azul de Chartres” y abundantes dorados- son de
nuevo brillantes y vibrantes después de que las ventanas hayan sufrido una
larga, meticulosa y costosa restauración. Para las personas poco versadas
sirvieron como páginas iluminadas de la Biblia, narraciones familiares que
podrían ser leídas de abajo a arriba –de la tierra al cielo- y de izquierda a
derecha.
LA VIDA DE SANTO TOMÁS
Los
vitrales se han mantenido intactos desde la Edad Media. La mayor parte de ellos
fueron hechos para la iglesia actual, reconstruida después del incendio de
1194. Su confección puede ser fechada entre los años 1205 y 1240. Ante mi
mirada extasiada quedaban expuestos los más famosos. Los más representativos
son:
1.- Notre-Dame de la
Belle Verrière, que data de 1180.
2.- Escena de combates de
caballeros.
3.- El vitral de la Vida
de la Virgen, en el que un caballero porta el blasón de la familia de
Champagne, probablemente, Thibaud VI, conde de Chartres.
4.- La historia de la
vida de Santiago el Mayor.
5.- Vitral de la vida de
Noé, donado por ruederos y toneleros.
6.- Los carpinteros.
7.- El transporte de un
tonel.
8.- El zapatero.
9.- El vitral de la
Virgen en el que dos productores talan las viñas.
10.- El Alfarero.
11.- El vitral de la
parábola del Buen Samaritano.
12.- El vitral de la vida
de San Lubín.
13.- El vitral de la vida
de San Eustasio.
14.- El vitral en el eje
superior del coro. En su parte inferior: encima de los panaderos, los donantes
del vitral, así como la Anunciación y la Visitación, que se encuentran bajo la
Virgen con el Niño.
15.- Los vitrales de los
Evangelistas sobre hombros de los cuatro Profetas mayores.
NOTRE-DAME
LA BELLE VERRIERE
En fin, de los 186 vitrales originales se conservan 152, ya que en 1753 se sustituyeron algunos de ellos por parte del obispado que pretendía modernizar la catedral.
El velo de la Virgen.
Como
bastión de la cristiandad la Catedral de Chartres guarda celosamente varias
reliquias. La más importante es, sin duda, “el velo de la Virgen” o "Sancta-Camisia", un trozo de
una camisa de la Virgen María, a la que está consagrado el templo, y que habría
llevado en el tiempo de su embarazo. El misterio rodea a esta tela pues el año
911 la reliquia fue utilizada como bandera para rechazar un ataque normando a
la población de Chartres. Mucho más tarde, en el año 1194, uno de los incendios
que arrasaron la catedral dejó intacto el velo entre los escombros,
convirtiéndolo en uno de los más enigmáticos tesoros del templo. Se dice que el
rey Carlos el Calvo, quien poseía esta reliquia proveniente de su abuelo
Carlomagno, recibida a su vez del Emperador de Constantinopla, la trasladó a
Chartres en el año 876.
Antiguamente se pensó que se trataba de una túnica, pero un reconocimiento oficial, hecho en 1712 por la autoridad eclesiástica, constató que es un velo de seda, sin costuras, de forma rectangular.
SANCTA-CAMISIA
Antiguamente se pensó que se trataba de una túnica, pero un reconocimiento oficial, hecho en 1712 por la autoridad eclesiástica, constató que es un velo de seda, sin costuras, de forma rectangular.
Un
examen realizado en 1927 mostró que el tejido tiene dos mil años y es de
Oriente.
Poseer
esa reliquia fue lo que dio importancia a Chartres, haciendo de su Catedral un
santuario dedicado a la Santísima Virgen, e importante centro de
peregrinaciones.