Conocí a Praga o “Praha” en checo, cuando era la capital de la antigua Checoslovaquia. Eran las 8 de la noche del sábado 17 de Agosto de 1974, cuando entraba a esta hermosa ciudad. Me hospedé en el Park Hotel, ubicado en un sector tranquilo y agradable de la urbe. Una tormenta, al comenzar la noche, había arrasado con los árboles y postes de las calles. Al día siguiente, domingo 18, en la mañana, tomamos el city sightseeing o excursión por los lugares históricos y atractivos de Praga. Fue fundada a finales de siglo IX. Se convirtió en el asentamiento de los reyes de Bohemia. La ciudad tuvo un auge en el siglo XIV con el reinado de Carlos IV, quien ordenó la construcción de la nueva ciudad y, durante la dominación austrohúngara, en el siglo XIX, se convirtió en el centro del nacionalismo checo. Su actividad intelectual y cultural brilla con luz propia.
PLAZA DE LA CIUDAD VIEJA
VISTA DEL RIO MOLDAVA
El Castillo de Praga es otro emblema de la ciudad. Es uno de los más notables, suntuosos y alegóricos vestigios del gran pasado histórico, cultural y social de la capital de la República Checa. Fundado en el siglo IX, fue la residencia de los reyes de Bohemia, de los emperadores del Sacro Imperio Romano, de los presidentes de Checoslovaquia y presidentes de la República Checa, desde 1993. En él se encuentran las joyas de la corona de Bohemia. Con 570 metros de largo y 130 metros de anchura media, es considerada la mayor fortaleza medieval del mundo.
VISTA NOCTURNA DEL CASTILLO
La Catedral de San Vito (Katedrála Svatého Víta, en idioma checo) forma parte del conjunto artístico monumental del Castillo de Praga y es la mayor muestra del arte gótico de la ciudad. Desde 1989 se dedicó al culto de San Vito, San Wenceslao y San Adalberto. Ha sido el escenario de la coronación de todos los reyes de Bohemia, y en su interior se encuentran enterrados todos los reyes, santos obispos y arzobispos. La catedral, aunque católica, es, desde su inicio, en el siglo XIV, de propiedad estatal. Este templo es el símbolo de Praga y de toda la República Checa, tanto por su historia tempestuosa, como por su valor artístico. Fue la culminación de las reivindicaciones de los reyes de Bohemia, que quisieron convertir la Diócesis de Praga en Arzobispado. La primera piedra fue colocada el 21 de noviembre de 1344 por el arzobispo de Praga, Ernesto de Pardubice, en presencia del rey Juan de Luxemburgo y de sus hijos, Carlos (futuro Carlos IV de Bohemia) y Juan. Se erigió en el mismo lugar en el que antiguamente se hallaban una rotonda románica y una basílica, dedicadas, asimismo, a San Vito, de las que todavía quedan restos. Pude observar que la fachada oeste está decorada con estatuas de catorce santos, junto la del rey Carlos IV. En las puertas de este sector se representan las vidas de San Adalberto y San Wenceslao. El Rosetón dibuja la Creación. En la fachada sur se destaca la Puerta Dorada, que debe su nombre al fondo rojo y dorado de los mosaicos venecianos, y en ella se representa el Juicio Final. La torre principal, situada en esta fachada sur, tiene 99 metros de altura y está coronada por una cúpula renacentista, construida en 1770. El Altar Mayor fue elaborado entre 1868 y 1873, y es de estilo neogótico, pero conserva detalles renacentistas del siglo XVII. Los relieves de madera fueron realizados entre los años 1625 y 1650. El de la izquierda representa la huida de un rey de un invierno y el de la derecha una vista de Praga del año 1620. También se puede visitar la tumba de San Juan Nepomuceno, construida en plata en 1736. Fue encargada por Carlos VI y financiada por suscripción popular. La dinámica de la obra remarca la apoteosis del santo. En el Panteón Real se encuentran los restos de Carlos IV de Bohemia, sus hijos y su mujer; los del rey Wenceslao IV, Ladislao el Póstumo, Joseph de Poderbrady, Rudolf II y María Amelia, hija de la Emperatriz María Teresa de Habsburgo. Como colofón de esta visita pudimos deleitar la mirada con los hermosos vitrales de la catedral de San Vito. Son de la época de la Primera República Checoslovaca, por lo que parte de su significado religioso contiene un importante simbolismo del estado checoslovaco que, por aquel entonces, acababa de independizarse del Imperio Austrohúngaro. Al obtenerse el financiamiento de la burguesía checoslovaca, se recurrió a los más importantes maestros cristaleros de Bohemia para realizar esta obra de arte. Sobresalientes son los vitrales del presbiterio y los de la Puerta Dorada, que representan el Juicio Final, con referencias a la historia checa.
CATEDRAL DE SAN VITO
Después de terminar a las 5 y 30 p.m. con esta excursión por Praga, en la noche cenamos en un acogedor restaurante en el cual disfrutamos de una presentación moderna y vistosa, llamada “The magic lighter”. Al día siguiente, lunes 19 de Agosto de 1974, me despediría de esta fascinante urbe europea, en la que el pasar de los siglos ha dejado imborrables huellas en su rostro.
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